20 de enero de 2009

"...Y CREED EN EL EVANGELO"

 III Dom TO-B- Jon 3,1-5.10 , Sal 25 , 1Co 7, 29-31 , Mc 1, 14-20

Empezamos hoy la lectura continuada del evangelio de Marcos, propia del ciclo litúrgico B en el que estamos.  Marcos  es el evangelio más breve y en él destaca el papel especial que le corresponde a Pedro, la urgencia con que sucede todo, el enfrentamiento directo con el mal sobre todo en los relatos de los milagros, y también el llamado "secreto mesiánico" que va guardando durante todo el relato, como si no quisiera "desvelar" el misterio de Jesús.   En la urgencia del tiempo presente coinciden las lecturas de hoy. Para Jonás el momento presente de Nínive son los cuarenta días de plazo aptos para la conversión. Los ninivitas al oír el anuncio son capaces del cambio de vida; aunque son extranjeros acogen la Palabra de vida mejor que los propios israelitas y nos enseñan a dejar a Dios ser Dios, a no decirle lo que tiene que hacer sino a dejar que Él vaya llevando adelante su  obra de salvación en nosotros.

            El evangelio nos dice: "El tiempo se ha cumplido. Está cerca el Reino de Dios: Convertios, creed, venid": es la llamada inicial de Jesús que resume toda su acción y predicación que, poco a poco, se irá explicitando en su vida pública. Convertirse al Reino es convertirse a Jesús. Una conversión de fe y renovación del corazón. En el interior del hombre es donde ha de germinar la minúscula semilla del reino: porque es del corazón de las personas de donde brota todo lo bueno y lo malo que vemos en el mundo. Sin esta conversión interior es un engaño el cambio de estructuras en la familia y en la sociedad, en la política o en la economía. Únicamente la levadura que actúa desde dentro puede transformar la masa entera y hacer efectivo el proyecto del Reino en nuestra vida y en nuestro mundo. 

Un  texto vigoroso del cardenal Martini ofrece algunas pistas para caminar hacia la conversión personal y social que todos necesitamos y deseamos: "Urge decirnos a nosotros mismos que si no se da un cambio radical en la escala de valores; si no se ponen en primer lugar la paz, la solidaridad, la convivencia  mutua, la acogida recíproca, la escucha y la estima del otro, la aceptación, el perdón, la reconciliación de las diferencias, el diálogo fraterno y el político y diplomático, mientras se rechazan  las guerras; si no se desarman no solo las manos, sino también las conciencias y los corazones, estaremos siempre a vueltas con nuevas formas de violencia e incluso terrorismo. Tal vez logremos extinguirlas durante un instante pero para verlas luego renacer despiadadamente en otro lugar".

            Pablo llama también a un cambio inminente de vida ("El momento es apremiante", escribe). Corinto era conocida por su vida no solo licenciosa sino lujuriosa hasta el punto de que "vivir  a la corintia" significaba todo tipo de excesos. En este contexto, la vida del creyente que se ha bautizado y que vive la nueva vida en Cristo, gira en torno al Señor resucitado; sus "centros de interés" no pueden ser los mismos que los del resto de los conciudadanos dedicados a dar culto a los dioses paganos. Para Pablo el cristiano se casa, posee, se alegra y llora como cualquier otra persona, pero sitúa todo ello en el horizonte de la fe  y la esperanza en la venida próxima del Señor. Esta esperanza le llevará a no  arredrase ante las persecuciones, a ser libre frente al pecado, sea personal o social, que tienta, esclaviza, destruye. Su amor matrimonial, su tener, sus motivos de gozo o tristeza se ponen al servicio del bien mayor que es el Reino de Dios,  por eso, su actitud es la de comprometerse en el mundo  para que nuestra historia sea cada día más la historia de Dios.

            "Os haré pescadores de hombres" es una metáfora de la misión del cristiano. Es la misión para la vida plena: hacer personas libres, amantes  de la verdad y la vida para todos, habitadas por el Espíritu del Padre y de Jesús, constructoras de paz, cercanas a los más débiles... El Señor nos llama y nos hará "pescadores de hombres". Que así sea con la Gracia de Dios.

No hay comentarios: