24 de marzo de 2010

"PADRE, A TUS MANOS ENCOMIENDO MI ESPÍRITU"

DOMINGO DE RAMOS -C- Is 50, 4-7/Fil 2, 6-11/Lc 22,14-23, 56

 

No está el mundo acostumbrado a que uno entregue su vida a favor de los demás. Más bien estamos acostumbrados a que unos hombres quiten la vida a otros. Y no son solo homicidios; hay muchas formas de arrebatar la vida a los semejantes: guerras, hambre, tortura... traiciones, indiferencia de lavarse las manos, miedo...

Pero hay también hombres y mujeres buenos en el mundo. En la balanza pesan más  que todos los que viven del odio y siembran la muerte. No pocos se preocupan por el bien de todos, exponen su vida por los demás y llegan a perderla; se despojan de sí mismos y viven en la solidaridad de las pequeñas cosas y detalles del día a día...

La lectura de la Pasión es una muestra inigualable de que el verdadero camino de le perfección moral del hombre (la santidad) es el amar a los demás hasta ser capaz de dar-entregar la vida por ellos. La firme convicción de la fe cristiana es que "quien pierde la vida la gana para siempre".

Es una lección para la Semana Santa que iniciamos hoy, domingo de Ramos, de Pasión. En los hombres y mujeres que sufren (abandono, rechazo...) sufre Jesús. Asume todo el dolor, desde la realidad más dramática y humana (soledad, traición, abandono, injusticia, odio..) y nos muestra el camino para no caer en la desesperación. No se rebela contra Dios; le interroga, confía y acepta ("Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu"). A los ojos de la sabiduría humana el misterio de la cruz es una locura, pero para los que creemos en Cristo  es la manifestación del amor, de la fuerza, de la sabiduría de Dios.

Jesús ("que me amó y se entregó por mi") nos acompaña en nuestra vida, no enseña que debemos acompañar a los hermanos-as que sufren (consolar, confortar, visitar...). En el drama del dolor que nuestro papel no sea  añadir más dolor al dolor, sino el de Cirineos que ayudan, el de Verónicas que enjugan las lágrimas y confortan... para que la carga sea más ligera para todos. Que así sea con la Gracia de Dios.

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